Se nota que a Intel le ha entrado canguelo pillado desprevenido la explosión tablet. Ha sido el cúlmen del despropósito. Primero empiezan a sacar trastitos ñajos que hacen de todo y además son teléfonos. Y ahora me cojen mis notebooks, les quitan teclado, les ponen pantalla táctil y tira millas. Y adivinad qué. ¡Ninguno de ellos lleva mis procesadores! ¡Y lo peor de todo es que el concepto tablet ya lo lancé yo antes!
Eso más o menos deben haber pensado en Intel estos meses. Más o menos el mismo tiempo que llevaba yo ideando una estrategia para aproximarme a la Dorotea, la hija de la señá Paca de la cual ya os hablé en este otro post. Pero no había manera de sacarme de la cabeza la terrible imagen de mi pescadera machete en mano. O peor aún asfixiándome con su enorme personalidad estilo Amarcord.
El destino me lo puso más fácil. No sé cómo demonios la señá Paca le consiguió a la Dorothy un pase para el IFA de la semana que viene, pero lo hizo. Al poco, ese monumento de simpatía imposible y mirada angelical me enviaba un SMS preguntándome si valía la pena ir o no a lo de los Ultrabooks. Pues claro que vale la pena, hija… Quedamos para un café (o lo que sea) en el bar de la esquina (o lo que sea) y yo te saco de dudas (o lo que sea).
Ante los rizos semidorados y la sonrisa perenne de la Doro es difícil mantener la concentración explicándole lo que le ha pasado al gigante del silicio con sus tecnologías. De golpe y porrazo se ha encontrado con unos desarrollos que quería imponer a toda costa y se teme que se los tendrá que comer con patatas ya que todo el mundo pasa de él en cuanto a tecnología móbil. La más sonada de ellas es Thunderbolt que quería mandar por tierra a USB 3.0 y aún está en ello.
¿Qué puedes hacer con un procesador que nadie quiere, un protocolo de comunicación defenestrado y un sistema operativo del que nadie quiere saber nada? Pues me invento un producto y palante. O mejor aún, me pillo un diseño de Apple que son molonguis, le cambio el nombre de MacBook Air a Ultrabook para que no se note tanto y como Dios, oiga. Claro que al principio tendrá que ir con Windows… que si no se me asustan y no me compran. Pero todo llegará.
Manos a la obra. Ahora falta contactar con algún pardillo que me fabrique los Ultrabooks, claro. Bien, por ahí aparecen Acer y Asus que precisamente no se comen un rosco con sus tabletas. Ya habrá tiempo para los Dell, HP o Sony.
Ahora anunciaremos las características de esas que suenan geniales y nunca cumplimos, para hacer boca. La primera, el precio máximo no superior a 1000$ para el tope de gama. La segunda que arranque en dos segundos. Y para eso le pondremos discos SSD. Y ahora soltamos así por las buenas alguna chorrada como que al final del año que viene el 40% de la gente tendrá uno de estos. ¡Chupado!
La Doro se me queda mirando, siempre sonriente y yo me derrito por dentro. Hace horas que olvidé a la estanquera de Amarcord.
– La gente no es tonta -me comenta-. En cuanto se hagan públicas las especificaciones y precio oficial nadie va a dar un céntimo por un trasto así, ¿no crees? Intel no es como Apple en Marketing.
Tardo como cinco eternos segundos en responder y ella se me ríe. ¿Hola? McFly? ¿Hay alguien en casa? ¡Toc, toc!
Pues sí, tiene razón. Y es por eso que Intel, que no tendrá la labia de Apple pero pasta tiene un rato, ha creado un fondo especial de 300 millones de dólares para quien quiera desarrollar la tecnología Ultrabook a fin de mejorar autonomía, precio y prestaciones. Y a esperar que suene la flauta, porque lo de los 1000$ ya ha quedado en entredicho a las primeras de cambio y se habla de valores que oscilan entre los 500$ a 2000$. ¡Pelín alejado, señor Otellini! Mientras tanto, los amigüitos de Intel ya están preparando el camino con declaraciones en plan «que viene el lobo».
– Bueno, está claro que habrá que ir ni que sea a echar un vistazo. Nunca se sabe… -me dice la Doro mirándome pícara a modo de despedida y siempre, siempre sonriendo.
Y ahí se va… confundiéndose con el oleaje de la Costa Brava mientras me reto a mí mismo que es tenerla o volverse maquero. La próxima vez he de enterarme si la señá Paca usa Mac o Linux.