Pobrecitos… como si no se hubiera visto de lejos. Los grandes se empeñan en imponer la ley del más fuerte con un parche en un ojo y 7 dioptrías de miopía en el otro. Vamos, que no se dan cuenta de la dimensión de las cosas porque están encorsetados en su visión romántica de los noventa (que de romántica tiene poco).
En aquella época la cosa era de cuatro o cinco fuertes. Casi monopolística pero sin el «casi». Ahora la cosa no ha variado mucho pero imperan los estándares y sistemas abiertos en los que una comunidad participa activamente en el desarrollo de un proyecto. Sin embargo esas empresas insisten en imponer su criterio. A ver si ahora se enteran de que cualquier tiempo pasado fue… anterior.
Ya hacíamos mención a ello en nuestro artículo acerca de los ultrabooks. Meego nació como una «gran» alternativa a Android auspiciado por Nokia e Intel y ahora no lo quieren ni como animal de compañía. Y mira que luciría al lado de mi Scottish Terrier.
En Digitimes dicen que es solo temporal. Que solo necesitan replantearse un par de cosillas. Vamos, como cuando confirman y reconfirman un entrenador que está sentenciado hace tiempo. Claro que a un entrenador malo siempre le queda el recurso de repartir pipas en el estadio.
A Meego, ni eso. Nokia le abandonó en un movimiento que en un principio parecía inteligente hasta que nos enteramos que era para acabar en los brazos de Windows Mobile. Otros que se lucen… Intel ahora dice que se lo tiene que pensar. Aún suerte que no se han vendido tantos gadgets con Meego. Ahora, los que lo hayan comprado podrán lucir sus cámaras fotográficas haciéndose fotos y poniendo al lado la palabra «primo». Ya es bien cierto aquello de que cuando un médico se equivoca, lo mejor es echar tierra encima.