Hace unos días mi amigo Tony Postigo me preguntaba en mi perfil de Google Plus la misma pregunta del encabezado. He de reconocer que por unos segundos me dejó fuera de juego. No en vano estoy escribiendo a diestro y siniestro sobre Androids baratos, guerras a muerte entre los grandes y otros temas interesantes acerca del universo móvil.
Os seré franco. NO tengo smartphone, lo cual no quiere decir que no me gusten. De hecho cada vez más están tentándome sus cantos de sirena como si fueran las ubres de Sabrina Salerno y yo aún tuviera 15 años. Sin embargo creo que aún no me ha llegado el momento. Quizá en esta temporada que empieza con los nuevos lanzamientos de Androides baratos me lance. Lo que sí tengo claro es que no será un iPhone.
Y es que, señores, el horno no está para bollos. La situación económica ha llegado a tal límite que si estuviera casado y mi mujer se fuera con otro, yo me iría con ellos. Y un smartphone es como un hijo. Una vez lo has parido luego hay que darle de comer en forma de tarifas planas, de datos, etc.
La primera vez que vi un iPhone funcionando me quedé igual de flasheado que todo el mundo. Solo que a mí me duró 5 minutos. Era el iPhone de mi compañero de curro que se lo pilló el primer día de salir. La situación se agravó cuando mi director bajó corriendo a mi puesto a ver semejante maravilla.
Sólo hablé 3 veces con mi director durante los 5 años que estuve en la empresa. La primera, para pedirle un disco duro, la segunda cuando bajó a ver el iPhone de mi compañero y la tercera, cuando me comunicó que era una injusticia y que era consciente que otros lo merecían más que yo, pero que no tenía más remedio que despedirme.
Pero no le guardo rencor. De hecho me fui con una indemnización satisfactoria y el agradecimiento de poder haberle observado cuando lo del iPhone. Jobs había conseguido en 5 minutos a una distancia de 10.000km lo que para mí fue imposible en 5 años y 20 metros. Señor Jobs… ¡chapeau! He ahí un trabajo bien hecho y a conciencia. Por lo menos en la cuestión de marketing, claro.
Después de superar el estupor de ver a mi ahora ex-director en el mismo cubículo que yo y empezar a marranear con el trasto mi decepción fue en aumento. Que sí, que va muy suave, y mira cuantos iconos y cómo se mueven, que si el coverflow, que si la foto se gira, que si…
Ya, ¿pero qué hace de especial? Actualmente tengo un Nokia 6151. Es mi segundo móvil y ya lo tenía cuando salió el primer iPhone. Con él puedo ver fotos, navegar por internet, escuchar la radio y mp3, ver y grabar vídeos, enviarlos por mms o por correo electrónico… y otras cosas que el iPhone era incapaz de hacer. Sí, más pequeño, más feo, con teclas… pero el iPhone se convirtió en un auténtico iBrick a mis ojos en cuanto a funcionalidad en aquel momento. Resumiendo: es precioso pero no lo necesito.
Y cuando pensé esa frase me sentí genial. Es como cuando piensas con la cabeza de verdad en vez de con el otro cabezón. Te da otro tipo de placer más sibilino, menos instantáneo pero más duradero. Ahora el tema ha avanzado una barbaridad en muy poco tiempo. Es difícil no encontrar un smartphone que no te ofrezca algo interesante (incluso el iPhone) pero como dije, la cosa está malita así que si ocurre iré de cabeza al Android barato.
Pero ¿y la gente de mi alrededor? Pues uno detrás de otro. Que si el Nexus, que si el Galaxy, que si el HTC… Dios mío, qué presión. Y todos preguntándome mi Whatsapp de las narices. Se dejan 200 o 300 euracos en un móvil y luego andan racaneando SMS porque lo otro les sale gratis. Sí claro, como que no pagan tarifa… He aquí el segundo triunfo del marketing.
En realidad les envidio. No sé cómo pueden seguir teniendo vida con un trasto así. También me gustaría ser absorbido por la vorágine smartphone y sobrevivir a ello. Seguramente eso querría decir que no me hago viejo. Claro que nunca puedes decir «de esa agua no beberé» o «qué fea es» especialmente después de tres cubatas.
Déjate de mariconadas y píllate un Andoird ya mismo, el que sea. Bueno, el que sea no, si te va a durar bastante tiempo que sea bueno, aguanta un poco por el MIUI chino, doble procesador de 1,5 Ghz y más por unos 200 € libre.
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MIUI es el nombre de la ROM que lleva incorporada (como la de Cyanogen MOD). El nombre real es Xiaomi Phone y lo tengo en el punto de mira para incluirlo en la serie de «Bueno, bonito y… Android» junto al ZTE Skate. Lo que pasa que estoy esperando a que salgan oficialmente para poner precios y tal. Estos dos son los próximos candidatos. El Xiaomi es impresionante… pero lo que no me mola es que lo fabrique Foxconn.
Ya, pero da lo mismo, me lo compro. Tengo la última MIUI en el Galaxy y por cuatro cositas es la mejor de todas. De momento no le va la FM, pero me da lo mismo, llevo una tarjeta de 32 Gb llena de Megas.
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Si me haces un análisis de la ROM MIUI te la publico. 😉
Hola. Cuando hagais los analisis, a lo mejor me paso a uno de estos cuando se me rompa mi nokia n70.
Como Zapa, con el nokia tengo mas que suficiente.
Ni tarifa plana de internet ni tonterias de estas. Solo llamadas y sms !!!!
Cuando dices «hagáis» quieres decir «hagas», no? XD
Zapa a mi me pasa lo mismo, tambien tengo ganas de uno, pero para el uso que hago del telefono pues va a ser que no, haber de pagar una pasta por una tarifa de datos para poder ver navegar, cuando estoy todo el dia sentado delante de un ordenador y teniendo internet en casa, hasta ahora las unicas tarifas que mas o menos me convencen son las de pepephone y yoigo, pero de momento estoy muy contento con mi Sony ericsson aino, que tiene wifi i puedo conectarme en casa, lo mismo cuando acabe la permanencia lo libero y me paso a symio que solo pagas las llamadas que realizas.
Pues sí… estoy pensando en hacer un artículo sobre tarifas pero será bastante más adelante. Quizá a finales de octubre que se supone que ya estarán en el mercado los nuevos smartphones baratos. Ya os iré comentando.