Esta es la historia del responsable de programación de una gran cadena de televisión. Diariamente está a la última respecto a lo que hay «ahí afuera». En uno de sus viajes de navegante aterriza en la web de la cadena norteamericana abc y se repasa su programación. Hace ya tiempo que viene oyendo rumores de una serie que promete ser la bomba, pero es hombre cauto y prefiere esperar.
De hecho, en el momento que escuchó los primeros rumores se puso en contacto con el departamento de marketing de la abc para confirmarlos aunque sabía casi de memoria lo que le iban a decir. «Sí, desde luego… es una serie de gran calidad, alto presupuesto y en la que la cadena tiene depositadas muchas esperanzas. Le podemos hacer precio especial de emisión puesto que aún no ha visto la luz en USA y comprendemos que sería un factor de riesgo». Ya sabe lo que hay que contestar «Agradecería que me enviaran un Betacam con el episodio piloto para tomar la última decisión».
A los pocos días recibe el Betacam y lo pone en su despacho. La verdad es que la serie rebasa de largo sus expectativas. Se han dejado diez millones de dólares en el piloto y se nota. Además se dejan ver ya las intrigas y la línea argumental de la historia. Personajes variopintos que engancharán a múltiples estratos de la audiencia, misterios, magia… lo tiene todo. No tarda en ponerse en contacto con los departamentos adecuados en su cadena para defender a capa y espada su compra. Finalmente logra convencerles.
La serie se estrena en los USA y es un rotundo éxito. No tiene competencia. Semana tras semana está en el top de audiencia de manera intratable. El programador se entera que en Gran Bretaña y Francia han tenido que pagar el doble para adquirir los derechos y se frota las manos.
El departamento de marketing y ventas, visto lo visto, se pone a trabajar y a contactar con las empresas de packaging publicitario. La serie se emitirá un día entre lunes y jueves en horario de máxima audiencia y los espacios de intermedio serán caros incrementándose dependiendo del resultado de la audiencia.
El programador se preocupa de crear una promoción adecuada. Incluso hace un par de cortinillas personalizadas para ir haciendo boca. La promo inicial es realmente espectacular. Se capta el ambiente en internet. Los más «seriófilos» que ya han visto los capítulos americanos gracias a MulaTV no dejan de elogiar la serie y el ambiente es muy propicio. Tú mismo participas en algún foro especializado y dejas ir alguna filtración interesante. También hablas con múltiples periódicos y revistas especializadas dejando caer alguna guinda.
Finalmente todo va como la seda la noche del estreno. La serie ha aguantado muy bien en el segundo capítulo. Continúas con algunas pequeñas promos y en los siguientes capítulos ves como los índices van subiendo. Llegado este momento la serie ya no necesita más promo. El boca a boca ha hecho el resto y la gente está enganchada. El programador recibe felicitaciones, palmaditas en la espalda y bla, bla, bla…
Esta historia hubiera podido ser la lógica evolución de los hechos para una serie de éxito. Esta es la historia que nunca se da en una emisora de TV mastodóntica como TVE.
No es la primera vez que pasa, ni la segunda. Una tras otra han ido pasando series de éxito por Prado del Rey y han sido estrenadas en horarios incomprensibles, promocionadas de la peor manera y acabando entre politonos y sonitonos a las tantas de la noche. Urgencias, A dos metros bajo tierra, El ala oeste de la Casablanca son sólo unos ejemplos de lo que puede pasar con una superserie como Perdidos.
Obviamente no se puede negar que alguien ha hecho los deberes al adquirir esta serie y otras de éxito como Mujeres desesperadas. Lo que no sabremos nunca es lo que ha costado cada una.
Perdidos, como he comentado antes, es una serie que se adjudica el éxito simplemente con ver el primer episodio. Es una apuesta segura. Se contaba además con el aliciente de haber sido estrenada ya en varios países con el mismo éxito cuando aquí ni se sabía lo que era (excepto los abonados a las alforjas) . Pero eso parecía no ser suficiente para los responsables de programación y la pusieron en un horario extraordinario para una serie extraordinaria: Domingos a las 19.30.
Se puede argumentar que se arrastraba la audiencia de Roland Garrós, lo cual me parece muy bien, pero entonces ¿para qué dejar de buenas a primeras el día de emisión fijo? ¿Por qué no emitir sólo el piloto en esa franja y luego pasar a una de máxima audiencia? Además, ¿Hemos de suponer que la gente que ve el tenis se sentirá atraída por la serie? ¿No es mejor promocionarla en la franja adecuada donde se sabe cuál es el tipo de audiencia que se va a enganchar? Y lo que es peor ¿Por qué tengo que hacer todas estas preguntas y hacer el trabajo de un tío al que yo y todos los españoles pagan un pastón?
TVE ha seguido emitiendo la serie en domingo durante unas semanas. A veces a las 19.30, a veces a las 18.30, a veces a las 18.00… justo en la franja que la mayoría de españolitos están en la carretera. Y que yo sepa no hay muchos coches aún con tele y menos aún con audímetros empotrados en el salpicadero.
A última hora han vuelto a cambiar de nuevo la franja de emisión y pasarla al horario «normal». Jueves a las 22.00, pero en el capítulo 7 y compitiendo con OT. Pero vamos a ver… ¿se piensan que la gente va a dejar de ver los triunfitos para ver una serie que a lo mejor no han visto nunca, que va por el capítulo 7 y obviamente no se enteran de qué va la historia?
Pues a pesar de todo la serie consigue unos ratings que oscilan entre el 20% y el 17% lo cual dice mucho a su favor y muy poco para el que la ha mareado a ella y a los telespectadores. Estoy seguro que si hubieran hecho las cosas bien desde el principio en Telecinco se estarían mordiendo las uñas o cambiando OT de ubicación como locos.
Todo parece una serie en sí misma, sólo que aquí el asesino no es el mayordomo y la víctima no es la abuela rica.
Lo peor no es que compita con OT, ques una bazofia, sino que compite con 24, otra de las grandes, esta vez no vapuleada por A3, pero los muy imbéciles ni siquiera son capaces de mover la serie a los Miercoles.
Hay que ser gili.
Señor Zapa,
¿qué opina usted de la serie Sexo en Nueva York? He leído críticas que la despellejan, pero a mí me gusta mucho.
Guillermo.
No he tenido la oportunidad de seguir asiduamente esta serie. Sin embargo tuve la oportunidad gracias a mi trabajo de ver algún capítulo y creo que tiene los ingredientes necesarios para ser una buena serie. De hecho algunos críticos se han aventurado a ver alguna similitud entre «Mujeres desesperadas» y «Sexo en Nueva York» aunque yo creo que esas semejanzas son puramente circunstanciales y ceñidas más que nada a los carácteres de sus respectivos personajes.
En España las críticas recibidas han sido buenas. El que fuera nuestro crítico de más prestigio en España, J.Mª Baget Herms, del cual tuve el honor de ser alumno, la tenía en muy buena estima y habló de ella como una serie fresca y que podía ser germen de un nuevo estilo en las teleseries americanas de calidad.
De todos modos hay que tener cuidado con las críticas que leemos. Como en todo las hay acertadas y las hay menos. Está un poco en nuestra mano el intuir cuál de ellas está hecha con más rigor y bien fundamentada y cual está influida por alguna oscura mano. No quiero decir con esto que tengan que ser objetivas. Todo lo contrario. Pero no se pueden quedar en el mero «Esta serie es mala» sino explicar bien por qué lo es.