El pasado sábado 21 de Marzo tuvo lugar en la discoteca Mary’s Place de Barcelona la tan ansiada fiesta «Forever Lovers» impulsada por Jordi Carreras. Un nutrido grupo de la web discomix80 aprovechamos para reunirnos y disfrutar del evento. He aquí el análisis de lo acontecido esa noche.
Antes de empezar me gustaría dejar claros un par de conceptos. El primero de todos es que admiro mucho a Jordi. No en vano él formó parte de una etapa de mi vida en la que al fin pude acceder al equipo necesario para entrar en el mundo del DJ, asistía a sus clases en la academia y aprendí un montón a su lado. Además, cuento con él para futuros proyectos que tengo en mente desde hace mucho tiempo. Las opiniones vertidas aquí no afectan ni afectarán para nada a lo que acabo de mencionar. De lo que conozco de él siempre me ha parecido una excelente persona y de trato agradable y accesible.
El segundo es que según el propio Jordi Carreras esta fiesta era la heredera del proyecto «Italo disco & Friends» del cual ya dimos algunas pistas y alguna actualización del proyecto en la crónica de la segunda fiesta Get Back La verdad es que poco o nada tuvo que ver lo vivido con lo proyectado, pero vamos a ir por partes.
Empezamos por el emplazamiento. La sala Mary’s Place está situada donde antiguamente estaba Túnel Casanova. Goza por ello de una situación envidiable en la parte alta de Barcelona pero sin carecer de comunicación con el transporte público como pasa con las salas situadas en la parte más al norte de la ciudad; Get Back, Sutton o los pubs de la zona Santaló-Marià Cubí como Bubblic.
Con el personal todo fue perfecto. Los porteros a la entrada no opusieron ningún problema y eso que nuestro cámara particular iba con su aparatoso Fig-Rig de Manfrotto unido a su Panasonic DVC60 antorcha incluida. Hubo un momento en el que un miembro del personal se acercó para saber el destino de la grabación pero nada más. En cualquier momento podrían haber censurado la toma de imágenes ya que estaban en su derecho y no lo hicieron. Chapeau por ellos.
El precio de la entrada, 8 euros con consumición y cd de regalo tal y como estaba anunciado. El tamaño de la sala dista mucho de ser el de una gran discoteca y eso la hace precisamente ideal para fiestas de este tipo en las que no se tiene muy claro cuál va a ser la afluencia de público. El ambiente y la iluminación son gratamente acogedores. Dispone de dos barras de bar, totalmente suficientes para el total de público que puede acoger. En la pared más alejada hay varios asientos con mesita donde puedes tomar la consumición escuchando las ambientales tranquilamente. La cabina, o mejor dicho plataforma, del Dj está elevada del suelo, lo cual lo hace claramente visible y accesible. No estuve mucho tiempo rondando esa zona pero por lo que pude ver el espacio de trabajo era amplio y suficiente como para no sufrir claustrofobia y a la vez manipular los aparatos con comodidad; incluso para traerte tu propio portátil como hizo Jordi con su Macbook.
Que Jordi sabe pinchar es algo que nadie discute. Que lo hace con un estilo propio fruto de muchos años de experiencia, tampoco. Por eso sorprendió un poco lo que vivimos ese sábado con él a los mandos.
La selección de temas estuvo francamente bien, sin caer en la tentación de poner los temas tan manidos una y otra vez pero a la vez poniendo los «insustituibles». Es un equilibrio difícil de alcanzar y que creo que se consiguió el objetivo de dejar contentos a todos los presentes.
Lo que me dejó algo frío fue la ejecución de las mezclas. La verdad es que esperaba más, y no fui el único. Quizá es que estoy malacostumbrado pero sé que Jordi es capaz de muchísimo más de lo que nos ofreció aquella noche. Sin ir más lejos, en la primera fiesta Get Back me dejó boquiabierto con la mezcla que hizo junto a Oriol Crespo a tres fuentes de audio. Tampoco es que me esperara algo semejante durante toda la sesión pero sí que quiero dar a entender con ello que las mezclas de esa sesión casi se situaban en el polo opuesto. Mucha mezcla al corte o poco mantenida, exceptuando cuatro o cinco ocasiones en las que sí rayó el excelente con alguna mezcla a tono que sonó estupendamente.
Jordi también nos deleitó con la inclusión de algún sampleo y loop en directo marca de la casa pero no fue suficiente como para cambiar una impresión general más bien gris sobre el total de las mezclas de la sesión. Tampoco ayudó mucho que se pusiera a cantar encima de alguna canción. Sin embargo, al ser esto estilo propio del DJ tampoco merece ser juzgado negativamente. Si vas a ver a un artista ya debes saber cuál es su estilo. Si no te gusta, no vayas. Personalmente prefiero como mezcla a como canta y eso inclina la balanza.
En la última media hora de sesión se le notó más cómodo. No era para menos ya que se encontraba realmente en su salsa con su amado funky. Lo que nos sorprendió sobremanera es que utilizara la introducción de la sesión de Mike Platinas en la fiesta megamix de Get Back como intro de esta última parte. Es de suponer que conociéndose Jordi y Mike no hubiera problema alguno. Pero teniendo en cuenta cómo se había desarrollado la sesión hasta el momento me pareció poco adecuado.
Es por todo ello que la sesión se acabó dejando un sabor agridulce. Esperaba que a su fin Jordi se dejara ver por si la quería debatir un poco con los integrantes de discomix80 pero no fue así.
La conclusión que podemos sacar es poco gratificante. Una fiesta en mayúsculas como se había proyectado «Italo disco & Friends» con actuaciones en directo ha acabado terminando en una sesión de tres horas en las que Jordi no exprimió todo el potencial al que nos tiene acostumbrados. Sé que es capaz de muchísimo más y que todo depende de muchos factores. Es posible que simplemente tuviera un mal día y a todos nos puede pasar alguna vez.
Llegados a este punto quiero hacer un inciso. He disfrutado como un enano escuchando la sesión «I like Funky Music» y que es una muestra de cómo deberían ser siempre las sesiones. Con mezclas finas, musicales… como un buen vino. Sí, es verdad que en estudio todo cambia y no existe el factor de error en directo. Pero el talento es el mismo. La fábrica de ideas, que es lo que cuenta, está ahí para ser puesta en marcha.










































