Recuerdo con mucho cariño la primera final del campeonato de Catalunya de la DMC (Disco Mix Club) a la que asistí. Fue en la discoteca Studio 54 un jueves por la tarde y del año ya ni me acuerdo. Lo que vi allí me dejó anonadado. Unos scratches, mezclas, efectos… y todo en directo, absolutamente sublimes para la época. Recuerdo la actuación del ganador, que empezó con el tema «Barcelona» de Freddy Mercury y Montserrat Caballé y que volvió loco al público.
Lo que tengo claro es que la experiencia que viví ayer en la discoteca Catwalk del Port Olímpic de Barcelona, poco o nada tiene que ver con aquel recuerdo. Y desgraciadamente no ocupará por mucho tiempo un lugar en mi memoria, salvo por las actuaciones de exhibición que fueron brillantes.
Pero vayamos por partes. Hace algunos días que se dio a conocer la fecha de la final del campeonato catalán. 10 de agosto a las 00.00h. No creo que la fecha sea la más idónea. Tampoco creo que la proximidad entre las finales de Catalunya, España y las mundiales sea lo más adecuado. En este sentido hace falta que la organización se plantee si realmente esto beneficia a nuestra cantera y en dar a conocer el turntablism español al público español y no solo al extrangero que viene a veranear.
El resultado ha sido bastante obvio. Aunque la promoción fue casi nula y la respuesta a la quedada en los foros especializados como el de discomix80 fue mínima, la sala estaba llena. Eso sí; cabría preguntar a los asistentes si se esperaban el evento, puesto que se oyó más de uno y dos silbidos de disconformidad de la gente que querían una noche de discoteca típica y no un concurso de algo que seguramente a ellos se les antoja anacrónico. Peor para ellos.
En cualquier caso, la hora de la quedada eran las 22.30 en el Barnabier del Port Olímpic y allí estuve con DJDiabolic apurando las primeras claras y charlando en espera de Tony Postigo y Pedro Miras. Estos llegaron más tarde y fue en el restaurante Marina Litoral. Allí seguimos apurando cervezas y debatiendo de aquello que nos gusta: megamixes. Fue una de las partes más jugosas de la noche, compartir impresiones sobre el maestro Platinas, la polémica de los megamixes de Raúl Orellana y las frescas anécdotas en la producción de los Fraktal que implicaban a la políglota Amparo Ríos, cantante del grupo New Limit y alguna cosa más que me dejo en el tintero.
Charlando y debatiendo se hizo la hora de la entrada. Ni un cartel indicativo, ni una mención del concurso… Desde las afueras de la discoteca la final DMC no existía. Incluso cuando el portero nos preguntó parecía como si lo del concurso le sonara un poco a chino aunque fue muy amable y nos franqueó el paso sin problemas. En el momento en el que entramos la sala no estaba muy llena. Cuenta con dos pisos con ambientes diferentes y en el primer piso no parecía que hubiera mucho movimiento. Una pregunta rápida al barman de la barra y nos indicó que el concurso se realizaría en la sala superior.
Ya en el segundo piso pudimos observar cómo se trataba de una sala más pequeña pero mejor acondicionada. Con bancos y mesitas donde poder tomar un cubata cómodamente sentado y una sala flanqueada por la barra a un lado y la tarima con la parafernalia técnica del concurso al otro. Nos acercamos y ya vimos que estábamos en el sitio correcto. Pronto distinguimos a nuestro compañero DJKiller del foro discomix80 junto a otras personalidades como mi maestro y presentador del concurso, Jordi Carreras siempre secundado por Pep Garcés, y otra gente del mundillo como DJ Murdock y DJ Dare.
Fue un momento de encuentro, de comidillas y de noticias. Noticias jugosas y suculentas que no dudaremos en publicar en cuanto haya un anuncio oficial por parte de los organizadores implicados. Sin embargo os podemos adelantar que se está cociendo algo. Y ese algo será algo… muy muy esperado y soñado y que podría tener lugar a mediados de otoño.
Pero volvamos a nuestro concurso. Killer estaba bastante nervioso, no en vano tendría que actuar en primer lugar con el hándicap que eso supone. Jordi Carreras cogió el micro (que por cierto, algunos duendes se encargaron de hacerlo funcionar solo a veces) y haciendo gala de esa profesionalidad que le caracteriza empezó a presentar la mecánica del concurso. Seis participantes, seis minutos de demostración y dos exhibiciones fuera de concurso antes y después de los concursantes. Éstos tendrían que demostrar ante un jurado que eran merecedores del título. Y ese mismo jurado estaba formado por DJ Dare, DJ Swing, DJ Code y DJ Bordallo.
Para dinamizar el cambio entre un discjockey y otro se dispuso de dos equipos completos si bien los participantes tenían la posibilidad de traer su mixer y sus cápsulas ortofon. De esta manera mientras uno actuaba el otro se podía preparar. Sin embargo se carecía de monitores, lo cual dificultó la escucha directa.
La primera exhibición de DJ Affaire no estuvo nada mal y fue caldeando el ambiente, aunque a mí me pareció que su autor no salió muy satisfecho a juzgar por la cara que puso al abandonar el estrado.
Acto seguido comenzó nuestro amigo Killer con una presentación muy digna. Quizá no de campeón pero sí aspirante a un segundo puesto como mínimo. Supo controlar bastante bien los nervios y no tuvo fallos importantes.
El segundo participante fue DJ David. Su sesión no estuvo tan trabajada y se recreó excesivamente en la repetición de compases aunque con algún scratch destacable y se atrevió con alguna maniobra que resolvió con acierto.
DJ Gusa apretó aún más la tuerca. Se basó casi exclusivamente en la recomposición de ritmos usando bases de drum ‘n ‘bass. Mucha potencia, mucho movimiento aunque poca originalidad e innovación.
El siguiente en subir fue Manu Rubira. Fue el claro ganador. No por la ejecución de la sesión en sí o su espectacularidad sino más bien por la inclusión de elementos que diferenciaron su actuación de la del resto de participantes, haciéndola más personal y original. Sin duda fue esto lo que decantó la balanza a su favor puesto que es una de las cosas que más valora un jurado de la DMC.
A DJ Kush le fallaron los nervios y un par de veces los gumets le jugaron una mala pasada. Aún así luego consiguió elevar el nivel de su actuación aunque de nuevo sin ninguna obra fuera de lo normal o que resultara innovadora respecto a lo visto hasta el momento. Su expresión al finalizar el tiempo evidenció que no estaba tampoco muy satisfecho con el resultado.
El último en ponerse a los mandos de los Technics fue DJ Beat Price. Fue la actuación más floja de la noche y sin duda tendrá que poner más empeño en futuras sesiones para poder mejorar.
En general el nivel de las actuaciones de los participantes fue bajo. Sin embargo hay que decir en su descargo que la mayoría era la primera vez que asistían a una final de la DMC. Los nervios y la inexperiencia sin duda tienen consecuencias que luego pasan factura. Con seguridad las actuaciones futuras de estos DJ’s superarán las actuales. Sólo hay que darles tiempo y que se empapen de los maestros.
Afortunadamente, para recordarnos cual es el estilo que se vive en los eventos de la DMC pudimos asistir a lo mejor de la noche. Lo que hizo que valiera la pena la asistencia y soportar el mal sonido, la vibración del suelo con el sonido de la sala inferior, los problemas de micro y los doce euros del taxi de vuelta: La actuación de DJ Bordallo y del resto de miembros del jurado.
Todo lo que no se vio en las actuaciones de los concursantes se pudo ver en la exhibición. Originalidad a raudales, improvisación, espectacularidad, MUSICALIDAD… A una primera ronda iniciada por Bordallo a la cual se sumaron Code, Dare y Swing le siguió una segunda y desafiante ronda en la que Code decidió no intervenir y en la que se vieron y escucharon scratches para quitar el hipo.
DJ Swing fue el artista del scratch. Sus dedos se movieron a una velocidad endiablada sin perder el timing en ningún momento y la fricción del disco con el patinador parecía que acabaría por fundir algo.
DJ Dare hizo gala de su enorme originalidad, capacidad de improvisación y sentido del show. Suyos fueron los momentos más divertidos y de complicidad entre el hombre y la máquina inventándose ritmos, movimientos y todo sobre la marcha.
El pique con DJ Bordallo fue demoledor. A cada postura o movimiento que hacía alguien venía Bordallo a demostrar por qué está considerado de los mejores DJ’s de España en estos momentos y por qué quedó 5º clasificado en el mundial. Absolutamente demencial.
Y entre scratches y beatjugglings terminaron las actuaciones. Gracias a dios fue con un buen sabor de boca, aunque siempre queda ese regusto agridulce de no saber muy bien si las nuevas generaciones de DJ’s saben lo que se les pide y se espera de ellos en una final DMC. DJ Dare, DJ Swing, DJ Code y DJ Bordallo se encargaron de recordárselo. Yo por mi parte me fui con la conclusión de que cualquier tiempo pasado fue mejor; y con doce euros menos de taxi en el bolsillo.