Después de casi dos años de la «inauguración» de la estereoscopía moderna con Avatar a nadie se le escapa ya que con las cifras en la mano a Hollywood se le ha ido un poco la caja con este tema. Y como siempre por dejar que los empresarios tomen decisiones que no les incumben para nada.
Los dos motivos principales por los que el espectador se está volviendo a decantar por el tradicional 2D frente al chachiguay 3D son el precio de las entradas y la desconfianza por saber si se enfrentará a una joya tecnológica estilo Avatar o a un cutrebodrio estilo Furia de Titanes que se ha ganado el pulso unánime como el icono de lo que nunca debería haberse producido. A ello hay que sumarle la incomodidad de llevar las gafas (no te digo nada si ya llevas tus gafas de miope incorporadas), los problemas con la iluminación de la propia película (en 3D suele verse más oscuro) y las migrañas que pueden padecer algunos cuyos ojos se revelan a ponerse en posición Corky.
Las experiencias en los cines españoles no son muy alentadoras tampoco. A modo de ejemplo mi última tentativa para ver Transformers: el lado oscuro de la luna en 3D fue tal que así.
Provistos de las consabidas gafas para evitar el timo de la estampita y de una tarjeta con puntos Iberia Plus con los cuales puedes entrar gratis al cine, al llegar a las taquillas estas se han esfumado. Ahora para ahorrar costes te da la entrada la misma tía que te vende palomitas. Stupendo… Vamos a ver cuánto da de sí el cerebro humano.
– ¿Cuántas entradas?
– Dos para Transformers sesión de las 07.00 PostMeridiano pagadas con puntos Iberiaplus porfaplis (lo de porfaplis era para integrarme)
– ¿Dos? Ese es el que viene después del uno ¿verdad? Jijiji… es que soy un poco tonta.
– No se te escapa una, Sherlock. Anda pásale el plástico rapidito que no quiero perderme el anuncio de Don Bocata y la publi rancia hecha con diapos.
– Oye ¿y eso se puede? Me da a mí que no, ¿eh?
– A ver, bella jamelga que hace de todo. Prueba con la machine de tu compi que ya pagué así la última vez.
– Pos ya me ha pasado más veces también con la de los puntos BP y va a ser que no, ¿eh? Que no me pilla la tarjeta y tal y tal excusasbaratasquemeinventoporquenotengoniidea.
– Pues qué casualidad tú que solo se joden las tarjetas que tienen promo.
– Ya. Jijiji… soy tonta.
– Bueno, y cuanto valen las entradas
– 21 leuros
– Ya, bueno, jajaja. Pero de verdad, cuánto valen
– Ah, es verdad, me faltaban los céntimos. 21.20
– ¿Qué pasa tía? ¿Te crees Teddy Bautista o qué?
– ¿»Teddoquién»?
– Nada, agur. Por cierto, se te transparentan las bragas.
– Ya, pero es que soy tonta. Jijiji…
– Ah bueno. Entonces vale.
Obviamente he retocado un poco la conversación, porque de haberla puesto literal os caeríais de espaldas. La realidad superó con mucho a la ficción y el problema de fondo y el precio de las entradas son absolutamente verídicos (lo de las bragas también).
¿Qué nos queda?
A tenor de lo visto, en el negocio cinematográfico no se le augura un brillante porvenir a la estereoscopía. La gente además, no está por la labor de renovar un aparato de TV con la que está cayendo, lo cual reduce las ventanas de explotación del producto reduciéndose casi estrictamente al estreno de la sala de cine.
En el mercado del videojuego la cosa puede ser diferente. Primero porque el perfil del consumidor es el de alguien más predispuesto a hacer inversiones en tecnología (como unas gafas activas). Y luego porque el mismo producto puede sacarle más jugo a la estereoscopía creando una inmersión total del jugador en la propia trama del juego donde él es el protagonista. Aunque de nuevo nos topamos con la barrera del precio.
Lo que está claro es que la voluntad de extender la estereoscopía como siguiente peldaño en la forma de consumir contenidos audiovisuales ha aparecido en el peor momento y con la gente curtida en otras malas experiencias. Aún se me revuelven las tripas al pensar en mi TV de tres años sin sintonizador HD cuando al año siguiente fueron obligatorios. ¿Más dispendios? No, gracias. El cine queda para los ricos. Para los demás…
¿Te gustó el artículo? Nos gustaría saber lo que piensas en los comentarios de abajo. ¡Ah! Y no te olvides de compartir en Facebook, Twitter o G+ y de dejarte caer por aquí más veces, ¡Que ya te echamos de menos! 🙂